domingo, 1 de febrero de 2009
Y
Ella bajaba con su libro de metafísica debajo del brazo, le gustaba de vez en cuando ojear las previsiones del tiempo, si llovía (o iba a llover) se le escapaba una sonrisa, la lluvia, al igual que los días grises, le recordaban a él. Su camino era siempre el mismo, primero: el descampado, después el kiosko, luego ese edificio lleno de libros con letras y por último aquel rascacielos lleno de sabiduría y café. De vez en cuando, una hoja seca se le cruzaba en el camino, le gustaba darle empujones, cambiar su destino, alterar su ubicación... a veces la dejaba junto a otras hojas, otras decidía que sería más feliz sola... y en ocasiones se partía en dos. "A veces los empujones son muy fuertes", pensaba ella... Su monotonía se dividía en partes, ella los separaba como se individulaizan los gajos de una mandarina, los suyos no eran de color naranja, pero casi siempre tenían el mismo olor. Los lunes olían a tierra mojada (era el día de regar el césped), los martes a playa por la noche (visita obligada), los miércoles olor a libros viejos (tarea atrasada), los jueves a tostadas con mantequilla (desayuna a des-tiempo, recordando mordiscos), el viernes huele a tabaco, el sábado a ginebra y el domingo a sol. El fin del camino tiene una forma peculiar, es imaginado como un marca-páginas, su función es la misma... "Aquí me quedé"... Y detrás de un lunes un martes.
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6 comentarios:
y...
...y le he cambiado el sabor a las tostadas, las de mantiquilla me gustan más, ya sé que las de aceite son tus preferidas... me acuerdo que de pequeñas cuando desayunábamos en casa de la abuela tú siempre te las pedías de aceite y sal... y yo de mantequilla y azúcar. ¡Qué salá eres! ¡y yo qué requete dulce!
sí y las tostadas eran redonditas!
abandonado tengo esto... te has ido, ¿te has llevado mi inspiración por error en la maleta? No la encuentro... Te echo de menos, caramelo
marcapáginas, mmm
te lo robo prestado, si me dejas, claro
Por supuesto que te lo presto, es más, te lo doy, es tuyo. A veces necesito saber donde me quedo, el marca-páginas me sirve de ancla. Y vuelta a empezar.
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