domingo, 29 de junio de 2008
Mi neokantiano favorito
Nene, eres una entelequia interminable, todo el vitalismo del desorden que me atrapa. La corriente irracionalista descastada que me acuesta por las noches a las tantas de la madrugada. Un discreto amante de la pureza simbólica. La energeia del lenguaje reiterativo que me persigue a golpes de susurros día sí, día no. El admirador de todo aquello ajeno a mí. Tanto el ars bene dicendi de mis tiempos como los espacios en blanco de burla cruel que se mofan imperialmente de fantasmas, pactos, gestos y labios que ni se muerden, ni vuelven, ni acaban.
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5 comentarios:
-Nene, eres el grado mas elevado de inmanencia.
-Nene, a tu lado mi representación es una mala compia, hecha por un demiurgo despistado.
-Nene, le das mil vueltas a la dialéctica hegeliana.
-Nene, contigo mi imperativo categórico se hace invisible.
-Nene, deshaces mi voluntad de poder.
-Nene... no me gusta decir nene... y que no me guste no quiere decir que no lo diga, que A no sea B, no quiere decir que no pueda ser C
-Nene, eres el director oficial de mi homeostasis psicológica
-Nene, el paralelismo entre la metafísica y tú sólo está descrito dentro de mí en un documento oficial.
-Nene, la diferencia cromática de nuestros ojos está saldada con la complicidad en la que se tornan los cuerpos cuando todo queda a media luz.
Nene, contigo mis terminaciones nervisosas se extienden hacia el infinito.
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